lunes, 25 de agosto de 2014

Diez días con Mila

Un acto de presencia a través del amor

                                               

Un premio?
Una locura?
Un acto de coraje?
Un acto de amor?

Son varias las preguntas que me surgen al pensar lo que fueron estos 10 días con Mila, mientras su madre viajaba por Italia. Su presencia estuvo a diario. Conexiones fortuitas a través de Facetime hizo que se mantuviera el contacto al menos a través de esa pantallita, a las horas en que Mila estaba despierta y en casa.  Su primeras palabras que balbuceaba al ver la cara de su madre, con escote y colores veraniegos, era …”no vayas”. Un halo tristón, se hacía sentir, mas la culpa llegaba mas rápido que la imagen, siendo compensada con ofertas de regalos.

¿Será que a los 2 años y medio entiende lo que es un regalo a futuro?
Ahí estaba yo, para acoger, pretendiendo llenar un espacio, imposible de cumplir a cabalidad. ¿Y cual sería mi rol, en ausencia de mamá? El de abuela, obvio, y no lo era tal. Lo iríamos descubriendo en la intensa convivencia. “Babu María”, “María Babu” como me ha bautizado, le pone un toque de magia al personaje.  Invita a una mujer  negra de gran volumen y voluminosos pechos, capaz de acoger, abrazar y nutrir a quien se lo pida y necesite!! Me gusta la imagen y no sé si doy la talla!

El primer día, la llevé de compras! Tenía la idea de comprarle una muñeca con un ropero variado, para que aprendiera a poner, sacar, abrochar, subir, bajar cierres, etc. Muy educativo. Los 10 días la muñeca de trapo, estuvo desnuda sin premura a ser cubierta por tenida alguna. Algo me decía que la cosa no iría por ahí.

Mi reloj despertador era una vocecita que decía “babu, ven”!. De 6 Am en adelante! Uf! Habían días que esas palabras eran como el trinar de un pájaro, y otros como el rugir de un león!.  La TV, “monitos” era una recurso madrugador, muy útil para mamá, y poder  pegar pestaña unos minutos adicionales.  La suerte toco la puerta, pues la TV no funcionó durante todo el primer fin de semana y mi reloj biológico se vio forzado a activarse antes de tiempo. Pasamos de ser espectadoras de la cajita cuadrada a ser protagonistas de nuestras propias historias.

Al cabo de unos días, ya entré en su ritmo. Mis horarios eran sus horarios. Sus rutinas eran las mías. Logramos un grado de sintonía, donde no había obligación alguna. Solo era estar y conectarnos, comunicarnos con ruidos, lenguajes inventados, bailes, rondas con los animales de peluche, comidas imaginarias, cantos de cumpleaños cada 10 minutos, y saborearnos con una torta de utilería.

Mis salidas de la casa fueron respetadas en armonía, con seguridad que volvería. Empecé a escuchar su lenguaje no dicho de cansancio, de tristeza, de alegría, de nostalgia y a acoger su sensación de bebé a ratos. 
Un regalo presente, eso fue y es Mila para mi!  Y estoy segura que fue recíproco!!

Aprendí que cuando queremos jugar a pintar, puede que el papel y los lápices sean la estructura de un castillo de princesas o una paloma que vuela. Si se cae un sombrero, este se transforme en un cerro que hay que traspasar. Una palabra imposible de pronunciar, podría ser el comienzo de un nuevo lenguaje.

Mila eres mi maestra de la presencia, de estar presente, de ser un presente. 
Y también acepto el presente de volver a escuchar mi reloj biológico de abuela a distancia, que se estaba comenzando a manifestar con cansancio y despertares al mediodía. 





Ríos que lloran

Gracias Christián por conectarnos con el verdadero sentido de ser chileno, ahora que se aproxima septiembre y nos acordamos de lo nuestro, aunque sea una vez al año!


jueves, 26 de junio de 2014

Chi-chi-Chi: A octavos de final…. ¿Winners?



Si no hubiera estado en cama con un fuerte resfrío,  probablemente no habría visto varios de los partidos del mundial, cosa que me ha gustado para sorpresa mía.  He visto muuuchos hombres corriendo detrás de una pelota, mucho colorido en las vestimentas de los hinchas, tratando de asemejarse a sus ídolos del momento, unos que ganan otros pierden, enojos, patadas, mordidas, abrazos, gritos, celebraciones, carnaval y también abusos. Bien humano. ¿O no?
 
Por otro lado, ha sido un carnaval de emociones, las expresadas por los protagonistas y también mías. La primera fue de orgullo. Cuando ganó Chile su primer partido. Estaba en casa de mi hija frente a una sede de una Universidad Privada. AL primer gol, los gritos ambientales eran como si la ciudad fuera un gran estadio. Algo especial sentí en mi cuerpo, algo que no puedo describir mucho, pero era una emoción mas grande que yo, era colectiva. 

 
Esa noche fuimos a comer con mi pareja una carnecita en nuestro restorán favorito, y presenciamos el efecto celebración. Miradas y sonrisas cómplices, como si todos nos conociéramos y fuéramos parte de una gran familia. La tardanza de segundo plato, fue recibido con compasión y paciencia, el júbilo del brindis, no fue en la intimidad de la propia mesa, era necesaria gritarla y compartirla.  La sensación que todos éramos iguales y parte. ¿Será esto lo que necesitamos en las organizaciones? Tener un foco común claro?.

Apareció también la admiración al ver a la hinchada ecuatoriana, que alentaban a su equipo, desde la alegría, la celebración y el respeto. No puedo negar que me dio algo de envidia y preguntarme ¿qué tienen ellos que nosotros como cultura no tenemos?
La vergüenza empaño este baile, al ver a los hinchas chilenos en Brazil,  en el fragor de sus “hinchaditis”, “aprovechándose”, traspasando los límites de lo posible, queriendo ver un partido, esondido detrás del fanatismo, sin comprar entradas, irrumpiendo en propiedad privada. Me da mucha pena decirlo, pero es tan chileno. “En el camino se arregla la carga”, y escondidos en la multitud… nadie es “culpable”. “si todos lo hacen porque no yo”… la cultura del “huaso ladino”. Este no es el fenómeno de las barras bravas, es la cultura de la hinchada, base del chaqueteo chileno. 

Hoy a dos días de la posible clasificación de Chile, escucho a nuestros líderes actuales (los jugadores ) hacer su conferencia de prensa. Hacía tiempo que no escuchaba a un chileno hablar en propiedad, uno de los grandes, hablar con admiración y grandeza de sus compañeros y de lo que son capaces de hacer en conjunto.  Un winner dirían por ahí!. Para mi, ser ganador mas tiene que ver con dignidad que con rabia, con integridad que con des-integrar, con confianza, que con esperanza, con presencia que con prescindencia. Para que haya cambio colectivo es imprescindible el cambio individual.

Me surgen algunas preguntas para seguir reflexionando:   ¿Será que “somos fieles a nuestra propia esencia” como la fábula del escorpión y el sapo? ¿Podremos ir cambiando la ontología del ser chileno? ¿Será que confundimos el ser ganador con “triunfalismo”? El irse por el camino fácil? ¿qué nos hará tan ciegos al aprendizaje con constancia y tesón y especialmente rigor?   Algo me dice que hay cosas que tenemos que aprender y desaprender para poder trascender a otro nivel.  Nos decimos hijos del rigor y del esfuerzo. ¿Donde está la inconsistencia para escuchar en profundidad lo que nos quiere transmitir nuestro maestro A. Sánchez?

Ana María Torres
26 de junio del 2014



jueves, 5 de junio de 2014

Somos producto de nuestra historia


                                                                      “La última razón no es una razón es un motivo”

                                                                                                 Humberto Maturana, 29/05/14



3 días Maturaneando.  En este refrescar mi historia como coach, y también mi mirada de la historia del CO, cumplí otro de mis sueños. Estar cerquita con Humberto Maturana, antes que ese y éste cuerpo físico se agoten,  pues su pensamiento seguirá estando por mucho tiempo.



Nos adentraremos en la historia.


“El pasado es un constructo explicativo en relación con las c€oherencias que tengo ahora”.  Podríamos decir que somos “un presente contínuo cambiante”. “Según el presente que vivimos es como explicamos nuestra historia”.  Lo único que tenemos es el presente, y desde ahí, nos movemos hacia nuestra historia y también al futuro. Construimos un pasado desde el presente, desde ésta “hechura”, desde éste “modo de pensar”, desde ésta biología.  

Son algunas de las reflexiones que aun me tienen haciéndome preguntas.

Cuando escribimos nuestra biografía, lo que hacemos es mirar desde hoy, desde mi hechura actual, la interpretación de los eventos de mi vida. Más aún, los hechos que elegimos, nacen de mi hechura actual. Quizas si la escribo en otro momento, son otros los hechos que elijo, y otras miradas.



Y sigue….Cuando hablamos de la historia, pareciera que accedemos a ese momento, cómo algo estático   y que siempre ha sido así. Podemos decir que somos producto de esa historia,  Cuando “viví lo que viví, mi cuerpo lo registró” y lo que hoy ocurre es un gatillar en la estructura que he ido y sigo construyendo. “Todos los días somos generadores del mundo en que vivimos”.



Esto es uno de las bases desde donde miramos al ser humano, a la persona, al habitante en el coaching ontológico. El ver como estamos construido por nuestros aprendizajes, nuestra cultura y también como podemos transformarnos en la recurrencia del aprender.



Miraremos un ratito de nuestro sistema nervioso, que es algo diferente a otros seres vivos.

“Al sistema nervioso no le importa lo que hay afuera. No hay realidades virtuales. Vive como válido al momento que lo vive”.

“No distinguimos entre ilusión y percepción y cómo esto influye en nuestro mundo relacional”.

“Lo que pasa afuera, gatilla cambios en mi estructura” y estos influyen en mi mundo relacional”. También lo que pasa en mi, modifica lo que pasa afuera. Somos un constante fluir, y un constante transformarnos sistémicamente.



Lo poderoso de esta reflexión es que aunque nos parece tan difícil hacer transformaciones en nuestro ser, este lo está haciendo todo el tiempo. “Es la condición de existencia de los seres vivos”. Será cosa que le ayudemos? Con nuestra capacidad de reflexionar podemos cambiar, transformar aquello que nos hace sufrir?



¿Qué queremos conservar? ¿qué queremos cambiar?:  modos de ser, modo de vida

Son preguntas que nacen en esta fuente. Cuando queremos cambiar algo, la primera pregunta necesaria a hacerse, según Maturana, es ¿qué queremos mantener? .”Para que algo se conserve, necesitamos pasarlo por la experiencia”.



 En muchas sesiones de coaching, los coacheados, quieren ser diferentes a lo que son. Por ejemplo: “soy tímido”, quiero “aparecer” sin que me incomode. Miramos primero que es ser tímido para esa persona… Hay un mundo emocional que acompaña a ese juicio. Tambien una historia… y probablemente “modos de ser” heredados de su propio medio.  Una parte importante de lo que traemos son “modos de ser”, maneras de pararnos en la vida. Cuando un niño que ha vivido en un mundo del arte, de la pintura, es muy probable que su quehacer sea ser pintor. Decimos que tiene vocación. ¿Será vocación o herencia de modos de vivir?



En mi investigación de la relación con nuestra biología y el emocionar, siempre me abro a esa pregunta. Tengo colon irritabable. Mi madre tiene colon irritable. Mi hermana y mi hermano.  Qué es lo que heredamos? El colon irritable o la manera de vivirnos la vida que hace que tengamos colon irritable?



Entonces será que tenemos que “cambiar la timidez” o abrazarla para poder acceder a otras conductas? Qué de la timidez me ha ayudado a ser el ser de hoy? Qué no? Son preguntas que nos abren posibilidades para una transformación. Nos amplia la conciencia.  Podemos cambiar, nuestra cultura, de donde venimos, si cambia nuestro entendimiento.  Y eso netamente humano. “Escogemos nuestro hacer, reflexionamos, cambiamos de parecer. Eso no lo hacen las mariposas”.

“El modo de vida, arrastra la genética”.



La objetividad entre paréntesis

Un giro “copernicano” es cuando descubre que “lo que pasa afuera gatilla cambios en mi estructura y esta influye en mi mundo relacional”.  Al sistema nervioso no le importa lo que hay afuera, no hay realidades virtuales. Mi  sistema nervioso vive como válido al momento que lo vive, “eso es”. “No distinguimos lo que es ilusión y percepción. Y actuamos según lo consideramos válido en el momento de vivirlo. “

“Nada es verdad, nada es mentira. Depende del lente, que lo hace válido.

Por lo tanto cuando un coachee nos dice: me hirió, o por que tu me hiciste….Maturana afirma: ¡”a mi me pasa”, no “ tu me haces”.



Determinismo estructural/plasticidad estructural.

Y llegamos al “determinismo estructural”. Lo que nos pasa, depende de nuestra “hechura”, nuestra estructura. Hay cosas que podemos hacer y otras no. Por ejemplo, no podemos volar, dada nuestra estructura, enterrarnos sin oxígeno. Existe una plasticidad. El sistema nervioso, esta interconectada de una manera, y que no son fijas, se transforman según las circunstancias.

“Eso hace que la vida relacional que tengamos cambien mi estructura, dependiendo de la vida vivida.  El cuerpo tiene memoria, no estamos fijos en los dolores de la historia. “.

Cuando en el coaching decimos que podemos aprender, apela a nuestra plasticidad y dinámica estructural, y poder abrazar eso que nos está doliendo, para poder trascenderla, poder hacer cambios en la estructura.



Estas son algunas notas y reflexiones de este encuentro con Maturana y su colega Ximena, que están a la base de lo que hacemos como coaches.


                                                                        Ana María Torres, 5 de Junio 2014










martes, 13 de mayo de 2014

Bienvenida toda tu: Mila


Volví a leer mi primer viaje con Mila en el metro. Y me di cuenta lo rápido que pasa el tiempo. Hoy tiene mas de dos años, y ya balbucea frases, conversaciones, que solo su madre le entiende! Es un mundo de tonos, de movimientos, gestos y balbuceos, que me fascina y me provoca abrazarla, besarla, que ya no siempre acepta.

Está saliendo del útero materno, y comenzando a socializar algo a la fuerza.  Se suelta y se apega. Llora cuando su mama se va, y grita “maminaaaa!. Y a ratos independiente diciendo “adiós”, con su manita regordeta.


Mi hija Pamela, adulta joven, de los tiempos de hoy, parte de este género femenino que tienen una mayor premura de subirse al carro de la profesión, para no “quedarse abajo”, sensación bastante generalizada. En mis tiempos, nos quedábamos con los hijos hasta que entraban al colegio, no siempre a pleno gusto.



A raíz de eso han proliferado los jardines infantiles de todo tipo.

Mi hija Pamela tiene la suerte de elegir.  Y la matriculó en un jardín cerca de su casa, para poder llevarla en bicicleta. No se imaginan lo linda que se ve Mila con su casco, que me recuerda a los “supersónicos”. 

Una de sus primeras palabras fue repetir su nombre… “mina”, así le salía. Ya hoy se sube al ascensor y ve a la vecina subirse diciéndole “hola”, “yo Mila”. Una leve noción que hay un yo que le pertenece y que tiene un titulo. La veo cuando se mira al espejo, le encanta. Se hace morisquetas, se ríe de ellas, con ellas, como si aun tuviera una gemela que la imita.


Tuve el privilegio de acompañarla el primer día de jardín!. Me retrotraje a cuando Pamela, mi hija,  entró a su jardín “manina”, no tan lejos de “mamina”, como le dice a su madre,  y con una tremenda distancia de lo que esperábamos hace 30 años ¡!  Lo único que yo quería era que ella desarrollara su “inteligencia”, su liderazgo, su independencia. Mucho juguete de construcción, peluches, juego didáctico, poca cocinita, ollitas, muñequitas!!! Lo femenino, para mi en ese momento se manifestaba en rebeldía con lo tradicional, con el estereotipo de lo femenino de la época, y queriendo manifestarse algo diferente.



 Me recuerdo que después del primer año de jardín, nos invitaron a todos las madres y padres a terminar el año, a ver algunas de sus gracias, en un pseudo grupo, pues cada uno andaba por su cuenta, a recibir un diploma.

Oh! Sorpresa! el certificado decía “Pamela se caracteriza por su dulzura y femineidad”. Yo que tanto trabajo le ponía a su lado masculino, viéndolo como su femenino moderno.



Hoy me encanto con tu coquetería Mila, con tu ritmo para el baile, con tus movidas de cadera, y tu deseo que todos te acompañen: Baila babu!!!

Me encanto con tus agudos, cuando cantas tus canciones que no tienen letra ni ritmo determinado. Es tu ritmo!

Me encanto con tu teatro de emociones: La rabia, cruzando los brazos, frunciendo el ceño, Um!!! Con la tristeza, que te tapas los ojitos y sollozas como la mejor actriz!

Me encanto cuando haces dormir a tu guagua, y aparece toda tu ternura!

Bienvenida Mila todo lo que traes, tanto de la cultura, de los tiempos modernos, como de tu esencia de ser mujer-cita!


Cómo te quiero!

viernes, 9 de mayo de 2014

Coaching y Género: 1.- Narrativas, discursos culturales y discursos históricos: ser femenino


Coachee mujer de 37 años, chilena, abogada, soltera. Irene.

Su quiebre declarado: se le está acabando su período para ser madre, y aun no tiene pareja.



Empatizo con mi coach… y entramos en el mundo de su ser mujer… su ser madre y los discursos que tiene al respecto. También miramos su ser mujer desde el ser pareja... Sus narrativas de su historia personal. Sus juicios maestros al respecto.

Todos ellos tenían que ver el tema de género. Mujer del siglo XXI.



Indagación exploradora:

Qué numero de hija eres?

-Soy la segunda de 3, Me antecede un hermano varón, dos años mayor, y luego viene mi hermana chica 5 años menor que yo.

-¿Cómo fue tu vida familiar?  Indagación de su discurso familiar

Rica… todos criados de la misma manera, bien libres… si había un mandato para los tres..

-¿Cuál era ese mandato?  Mirando

En lo que hagas tienes que poner todo de si, y no contentarte con poco. No ser mediocre.

-       ¿Qué te ha traído ese mandato?

Cosas buenas, como siempre estarme superando. No dejar nunca de estudiar. Ser una profesional exigente.

-       ¿Qué mas?

Y cosas no tan buenas, que no me doy tregua.

-       ¿Qué es eso de no darte “tregua”?

Que siempre puede haber algo mas… y estoy cansada de tanta exigencia. 

-       ¿Quién te exige? Distinguir discurso cultural.

No es lo mismo ser mujer en 2014 que en 1960 y que en 1920. En el mundo occidental.

Hay algo mas grande que su ser particular e individual de Irene. Ella pertenece a un discurso de ser mujer, relacionado con el ser perfecta, ser reconocida en el mundo publico, ganar dinero, proveer para ser autónoma e independiente,  en ser deseada, activa y con iniciativa en los sexual, ser madre, no solo buena, muchas veces perfecta. Para todo eso se requiere mucha resolución, dedicación y orden. Aparece su masculino, muchas veces predominando sobre su femenino. Un desbalance entre esas dos energías.



Yo me exijo… y me exijo en la pareja también.

-       ¿Y también en tu “deber ser” de ser madre?

En realidad esto no es un deber ser para mi… yo quiero ser madre! Creo que no estoy completa si no tengo un hijo. Discurso cultural chileno. La maternidad tiene mas fuerza en el ser mujer que en otras culturas. Chile tiene una tradición cultural católica, cristiana, centrada en la figura de la Virgen María. Madre, virgen, abnegada y sufriente. Podemos mostrarlo para sacarlo de la transparencia o simplemente lo vamos develando a través de nuestras preguntas.

-       ¿Y la pareja?

Para serte franca, ahora mas me preocupa el tema de mi posible no maternidad que de la pareja.

-       Entiendo… y para tener un hijo no necesitas una pareja?

Bueno, si… lo que pasa que me tocan puros “pasteles”. Me llegan hombres que al poco rato se transforman en mis hijos, y eso me agota. Les pierdo el respeto, y me transformo en una “madre superiora”. Y no me gusta. ¿haré algo yo para que eso pase? O tengo mala suerte?

-       No sé , eso me lo tienes que decir tu!... y miremos esto de ser joven y chilena… Se lo podemos mostrar! Para sacarlo de su yo, privado e individual, como un “caso”. Es un fenómeno mas colectivo de lo que somos capaces de ver. La cultura la vivimos en transparencia y cuando la podemos ver, podemos lidiar con eso.

-       Miremos entonces esto de ser pareja…, que también puede que tenga que ver con tu maternidad… ¿Te parece?

Si, por supuesto! Todo que ver!!! Y me sorprendo lo que estoy diciendo! Asociar mi manera de hacer pareja y el tema con la maternidad! No lo había visto!!!

-       ¿Cuál es tu modelo de ser pareja?

Bueno yo tengo una mamá que ha sido dependiente de mi papá. Sin voz propia. Y yo me dije, yo no voy a ser como mi mamá. Voy a ser una mujer dueña de mi misma!

-       Si miramos lo que me dices, podríamos mirar el tema de la dependencia/ independencia… si? ¿qué te dice eso?

Guauu! Parece queestoy media atrapada en mi propia “independencia”!!!

Te invito a que me muestres con el cuerpo  esa “independencia” que has estado viviendo.

Me lo muestra… ¿cómo le podrías llamar?  Independencia constreñida…

¿No será otra manera de depender? 

¿Parte del mismo fenómeno?

Uy no la había mirado asi!

Y que tendrías que hacer para sentirte menos “constreñida”?

Bueno soltar…

¿cuánto te dejas consentir por sus parejas?

Bueno nada…! Yo hago todo!. Pido mucho y exijo.

Bueno ahora pide para que te consienta!!

Que te gustaría en ese sentido?

No se… no se me ocurre.

Y esta bien que no se te ocurra, pues no has estado ahí!

Por el momento, haremos un ejercicio, para que lo repitas con muucha gente. Hombres y mujeres… mas hombres que mujeres.

Te sugiero  pedir abrazos…y te dejarás abrazar… no abrazar tu!!.



Ese fue la primera sesión… en resumen. Pareciera que no llegamos al tema de la maternidad y si llegamos! Lo que hicimos fue visitar su ser mujer más grande.

Comenzamos a tocar su femenino, haciéndonos cargo también de su discurso cultural y también de su narrativa de su propia historia de vida. 





 








miércoles, 16 de abril de 2014

La profundidad de lo simple: Coaching 2014


“EL coaching ontológico es muy difícil”, “ ¿como ver la profundidad de ese ser?”, “Será que yo puedo aprender a hacer lo que los coaches que conozco hacen?

Son algunas de las reflexiones y preguntas que se hacen los alumnos de nuestra escuela cuando dan sus primeros pasos en su formación como coaches.



Lo primero que me surge es preguntarme… y será tan complejo? Somos tan complejos los seres humanos que nos cuesta tanto llegar a su alma? Ayer observando a un par de alumnos aprendices haciendo sus primeras prácticas en este arte, me sorprendí de ver como cada uno tocó el alma de sus compañeros manifestado en lágrimas, asombro y sobre todo gratitud.



¿Qué tendrían todos ellos en común para que eso pasara?  Qué ingredientes tendría este “pastel” tan exquisito y fresco?. Media taza de inocencia,  2 cucharadas de curiosidad, una pisca de irreverencia, acompañada de un palito de gentileza. Y no olvidaron el jugo de conexión, que le dio sustancia y flexibilidad a la masa.  Movieron los elementos dándole mucho aire, silencios, pausas. En la unión de todos ellos fue necesario ponerle un chorrito de confianza, que le dio el elemento mágico para su resultado final. El recipiente no fue menor. Tomo la forma de respeto desde la  escucha reverencial.



Los temas fueron bien diversos. Desde un duelo materno en proceso, la represión de la rabia, la soledad, el deber ser, etc.  Cada uno le puso su toque personal, y la transparencia del aprendiz, dado por el legítimo interés por el ser humano que tenían delante. Desde allí indagaron, desde allí apareció el coachee.

Las preguntas vinieron desde el “no saber”, por lo tanto, nada se dio por conocido.



¿Será ese el ingrediente secreto? El indagar desde el legitimo lugar de no saber? Será que desde ahí, aparece el otro? Desde ahí se construye confianza? Conexión?

Desde ese lugar, nada es obvio, incluso esas palabras que compartimos como cultura, como “lata”, “achunchado”, y mas aún,  esas que sabemos su significado  como, “amenaza” , “bloqueo” “ , adjetivos como “significativo”, “maravilloso”, “espantoso” o los superlativos que nos son inocentes.. “extremadamente”, “grandioso”, etc, etc.



La profundidad en la simpleza, eso resultó saliendo del horno. Servido con un rico syrup de compasión.

Sostener o cambiar?: Coaching 2014

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Cambiar, ser diferente, algo hay malo en mi, son algunas de las inquietudes con que llegan los coachees a su primera sesión.  Y en ocasiones, buscando en el  coaching el último recurso, después de haber pasado por terapias psicológicas, psiquiátricas, terapias corporales, teatro… , etc., etc.

No puedo negar que en alguna parte me aparece el ego, que me dice… “aquí si”, “este es tu lugar!!!, pero afortunadamente me dura poco, y a veces no tanto.  Por otra, también tremenda responsabilidad…¿daré la talla? ¿Lo podré “ayudar”?

Con uno de ellos, pasaron 3 sesiones, en el ir y venir de estas conversaciones internas mías. Después de mes y medio de no vernos con vacaciones incluidas, me cuenta de sus  “recaídas” en sus modos habituales de comportarse, de menos duración. Reportando también que no había podido hacer algunas experiencias que le había propuesto para ese período.

Lo primero que me surgió fue, claro, es natural que no avances, si no haces nada por ello. Y acto seguido me surgen otras reflexiones. ¿será que no está listo aún?  ¿qué será aquello que lo hace quedarse en su zona de confort? De confort poco, mas bien territorio conocido.

Se me vienen las palabras de Humberto Maturana, hablando sobre el cambio. ¿será la pregunta correcta de hacerse? ¿qué quiero cambiar? Y qué tal que nos preguntemos ¿qué es aquello que quiero mantener?¿será mas fácil realizar algún aprendizaje desde ahí?

Y aterrizamos la conversación. Literalmente.  Nos sentamos en el suelo, en una mantita de lana chilota. Traje una madeja de cáñamo y fuimos nombrando cada una de las cosas que lo sostienen, que quiere mantener. Fuimos cortando varios hilos. Los tomó con su mano derecha. Cada hilo representaba algo diferente que valoraba de si, que lo sostenía. Eran sus andamios. Aparecieron sus amores, su honestidad,  su capacidad de soñar, su  inteligencia, su ser reflexivo, sorprendiéndose de lo que iba apareciendo, traduciéndose en el brillo de  sus ojos.  


Lo anudó en un extremo, los acarició, como permitiéndose el re-conocerse. Algo que el sabía y que se le había quedado en el olvido.  La experiencia siguió. Trajimos sus sombras,  sus “hoyos negros” como el los tildó, que estaban rondando durante toda la sesión. Lo representamos en su otra mano. Comenzó una larga lista de miedos, rabias, abandonos, oscuridades, inseguridades.  Lo invité a declarar un inicio de esta nueva etapa.  Le dio la bienvenida y como acto de integración, de aceptación de ambos mundos que habita, lo invité a juntar sus manos. Dejando en el medio de ellas ese nudo, que apretaba con mucha fuerza, como queriendo fundirlos.  
Cerramos la sesión ahí, declarando que estaba mas completo y acompañado.

¿Será que para traspasar aquello que queremos “cambiar” necesitamos mirar lo que no queremos cambiar? ¿ lo que nos sostiene?
¿Y desde ahí, aceptar lo que queremos trabajar? ¿Lo que seguirá apareciendo, pero ya acompañado de lo que nos nutre?

Se fue con sus hilos amarrados a su razón y a su corazón!