martes, 13 de mayo de 2014

Bienvenida toda tu: Mila


Volví a leer mi primer viaje con Mila en el metro. Y me di cuenta lo rápido que pasa el tiempo. Hoy tiene mas de dos años, y ya balbucea frases, conversaciones, que solo su madre le entiende! Es un mundo de tonos, de movimientos, gestos y balbuceos, que me fascina y me provoca abrazarla, besarla, que ya no siempre acepta.

Está saliendo del útero materno, y comenzando a socializar algo a la fuerza.  Se suelta y se apega. Llora cuando su mama se va, y grita “maminaaaa!. Y a ratos independiente diciendo “adiós”, con su manita regordeta.


Mi hija Pamela, adulta joven, de los tiempos de hoy, parte de este género femenino que tienen una mayor premura de subirse al carro de la profesión, para no “quedarse abajo”, sensación bastante generalizada. En mis tiempos, nos quedábamos con los hijos hasta que entraban al colegio, no siempre a pleno gusto.



A raíz de eso han proliferado los jardines infantiles de todo tipo.

Mi hija Pamela tiene la suerte de elegir.  Y la matriculó en un jardín cerca de su casa, para poder llevarla en bicicleta. No se imaginan lo linda que se ve Mila con su casco, que me recuerda a los “supersónicos”. 

Una de sus primeras palabras fue repetir su nombre… “mina”, así le salía. Ya hoy se sube al ascensor y ve a la vecina subirse diciéndole “hola”, “yo Mila”. Una leve noción que hay un yo que le pertenece y que tiene un titulo. La veo cuando se mira al espejo, le encanta. Se hace morisquetas, se ríe de ellas, con ellas, como si aun tuviera una gemela que la imita.


Tuve el privilegio de acompañarla el primer día de jardín!. Me retrotraje a cuando Pamela, mi hija,  entró a su jardín “manina”, no tan lejos de “mamina”, como le dice a su madre,  y con una tremenda distancia de lo que esperábamos hace 30 años ¡!  Lo único que yo quería era que ella desarrollara su “inteligencia”, su liderazgo, su independencia. Mucho juguete de construcción, peluches, juego didáctico, poca cocinita, ollitas, muñequitas!!! Lo femenino, para mi en ese momento se manifestaba en rebeldía con lo tradicional, con el estereotipo de lo femenino de la época, y queriendo manifestarse algo diferente.



 Me recuerdo que después del primer año de jardín, nos invitaron a todos las madres y padres a terminar el año, a ver algunas de sus gracias, en un pseudo grupo, pues cada uno andaba por su cuenta, a recibir un diploma.

Oh! Sorpresa! el certificado decía “Pamela se caracteriza por su dulzura y femineidad”. Yo que tanto trabajo le ponía a su lado masculino, viéndolo como su femenino moderno.



Hoy me encanto con tu coquetería Mila, con tu ritmo para el baile, con tus movidas de cadera, y tu deseo que todos te acompañen: Baila babu!!!

Me encanto con tus agudos, cuando cantas tus canciones que no tienen letra ni ritmo determinado. Es tu ritmo!

Me encanto con tu teatro de emociones: La rabia, cruzando los brazos, frunciendo el ceño, Um!!! Con la tristeza, que te tapas los ojitos y sollozas como la mejor actriz!

Me encanto cuando haces dormir a tu guagua, y aparece toda tu ternura!

Bienvenida Mila todo lo que traes, tanto de la cultura, de los tiempos modernos, como de tu esencia de ser mujer-cita!


Cómo te quiero!

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