sábado, 20 de mayo de 2017

Proceso de Coaching Individual y colectivo

Este es un escrito que surge a propósito de ir abriendo reflexiones en torno al modo que ejercemos nuestra disciplina de ser coach ontológico. Dado que es una disciplina emergente, la estamos definiendo, como comunidad, continuamente, cada vez con pilares más firmes y consensuados .  Cartografiando el territorio, los límites, los acuerdos.  


 Comenzaremos con algunas preguntas básicas.

¿Qué entendemos por proceso?
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La palabra Proceso presenta origen latino, del vocablo processus, de procedere, que viene de pro (para adelante) y cere (caer, caminar), lo cual significa progreso, avance, marchar, ir adelante, ir hacia un fin determinado. Por ende, proceso está definido como la sucesión de actos o acciones realizados con cierto orden, que se dirigen a un punto o finalidad, así como también al conjunto de fenómenos  activos y organizados en el tiempo.

¿Qué es un “proceso” de coaching (individual)?
Al mirar un proceso de coaching, podríamos decir que es una secuencia de sesiones que pretenden un fin determinado, definido por el coach en conjunto con el coachee. Tienen un orden? Si en el caos hay un orden, podríamos decir que tiene un orden.
No siempre es tan clara la finalidad, pues en un proceso de coaching aparecen temas que no estaban disponibles al comenzar las sesiones. Por ejemplo: Si el tema del coachee es atreverse a hablar en las reuniones en presencia de las jefaturas, podemos ir viendo en el camino, que no solo es un tema de atrevimiento, de vencer sus miedos a la autoridad. Comenzamos a ver, por ejemplo,  que es con la autoridad masculina, y eso nos puede llevar a temas mas profundos como abuso de poder de figuras de autoridad cuando era pequeño. A temas de bulling u otros donde se desarrollo el miedo a la autoridad. Entonces,  necesitamos trabajar y/o sanar heridas que aun están allí, ejerciendo su influencia hoy.

Aparece la palabra sanacion, la cual no la dejaremos en el aire y la recogo en lo comun del coaching individual y grupal.


Proceso de Coaching individual
Hablamos de proceso de coaching individual e inmediatamente aparece la pregunta por el dominio. ¿Qué tipo de coaching? ¿De vida? ¿ejecutivo?

¿Es lo mismo un proceso de coaching individual ejecutivo y coaching de vida?
Distingamos el uno del otro.


Coaching individual de vida:
¿Por que le llamamos “de vida” (life coaching)?. Todo lo que vivimos es vida, mas queremos distinguirlo del coaching ejecutivo que es donde los coaches desarrollamos un espacio profesional relevante. Se podría decir que está en el dominio personal, que tambien incluye lo laboral, mas es un interés personal y no está implicada una compañía que financia y solicita.

Ocurre entre un coach y un coachee en un espacio privado y cuidado. Cuando llega un coachee no sabemos si será un proceso o una sesión única. Ambas son posibles.

¿Hay aprendizaje en coaching ontológico de una sesión?
Hay ocasiones de consulta de un coachee interesado en resolver algun tema puntual, como tomar una decisión urgente, entrar o no a un negocio, moverse de puesto en una compañía, mudarse de un país a otro,  una infidelidad descubierta, etc, en una sola sesión.

Lo que hacemos los coaches ontológicos es abrir preguntas, acompañar al coachee a mirar lo que le está ocurriendo desde otra perspectiva. AL comenzar la sesión, en estos casos, dejamos muy en claro, que no le vamos a dar una respuesta sobre lo que “tiene” que hacer. Estamos ahí para abrir el abanico de posibilidades, presentes y futuras, asi como también mirar como contexto, su historia de toma de decisiones ya sea en el dominio que consulta o mas general.
El aprendizaje estaría dado en ampliar la mirada del observador, perspectiva poderosa y central de la propuesta del coaching ontológico.

Cuando se trata de un proceso, que son la mayoría de los pedidos, el interés por parte del coachee es resolver, mas hay un consenso que se descubre en la primera sesión.  Existe territorios de aprendizaje que están en la base y/o detrás del tema de consulta, que pueden ser diversos, tales como: dependencias, modos de vivirse un duelo, manejar los celos,  abusos, incapacidad de poner límites, etc. A esto le llamaremos aprendizajes transformacionales.

Para que exista un  aprendizaje transformacional,  es necesario tener conversaciones de coaching sistemáticas y secuenciales por un cierto período de tiempo.


¿Qué frecuencia? Y por cuanto tiempo?
No hay una respuesta única. Al trabajar en tres dimensiones, cuerpo, emoción y lenguaje, los procesos suelen ser efectivos y profundos y no tan a largo plazo.
Podemos diseñar aproximadamente un numero de sesiones de acuerdo a lo que se quiere lograr. Por ejemplo, si estamos desarrollando un proceso de coaching ejecutivo, podemos diseñar una cantidad de sesiones si el objetivo es Delegar y trabajar en equipo.
La frecuencia, al comenzar es recomendable hacerla semanalmente cuatro o 6 sesiones. Evaluar (desarrollar mas este tema)en conjunto y ahí diseñar las próximas, su frecuencia y una aproximación de tiempo de duración.

Coaching ejecutivo
En el caso de coaching individual ejecutivo, en muchas ocasiones este se desarrolla dentro de una Asesoría a la Compañía a que pertenece el ejecutivo. Siendo así o no, este normalmente ocurre en un espacio privado de la compañía, donde el coach debe velar en forma explicita que este se desarrolle en un lugar especial, que no sea la oficina del ejecutivo, donde tengan privacidad y discreción.

Normalmente la primera sesión es para acordar en forma unánime con el coachee, los dominios a trabajar, el plan de sesiones, duración de cada sesión y la promesa que hacemos como coaches a cumplir al final del proceso. 

Esta primera sesión también es para acordar deberes y derechos de ambos. Para que se pueda cumplir con una promesa, se necesita que el coachee (ejecutivo) se comprometa a realizar las acciones que el coachee solicite durante el proceso para desarrollar competencias en algunos dominios del C-E-L. Estas pueden ser conversacionales, pueden ser de observación, de silencios, de actividades físicas, de autobservación, de registros, de constatación, de poner nombre a emociones, de distinguirlas, etc.

No siempre tenemos mucha libertad para la cantidad de coachings a realizar en las organizaciones. Estas no exceden a 10 en la mayoría de los casos y en ese periodo se pueden lograr avances y aprendizajes profundos dependiendo del involucramiento del coachee en el proceso.


Desde la perspectiva del coaching ontológico, no hay mucha diferencia entre coaching ejecutivo y de vida en su esencia. El ser es uno solo, que se manifiesta en diferentes dominios y uno de ellos es su rol de “ejecutivo” en el ámbito laboral. Ser ejecutivo es un rol de dirección. Ejecutan, son los que mueven las organizaciones. Los que declaran caminos a seguir y mueven a sus equipos en esa dirección.

En ambos, coaching de vida y ejecutivo,  miramos ese ser que estamos siendo, como resultado de un devenir propio y también de una deriva histórica. Tienen a la mano ciertas competencias mas que otras.  Se constituye como parte de un sistema, constituimos, en relación a otros.  En la familia, en los equipos de trabajo, en los equipos de directorio, si es el caso, en lo social.

Lo que mas identifica el coaching ejecutivo, es el pedido de la compañía de trabajar ciertas destrezas que son necesarias para mejorar su desempeño laboral y/o como líder. Sabemos que ese es el resultado posible a lograr , pareciera claro, y sabemos que es la punta del iceberg.
Existe un norte donde tenemos que llegar y el camino lo construimos en conjunto. El rol del coach es explorar sus aprendizajes, sus creencias, y trabajar la coherencia del cuerpo, emociones y lenguaje de su ser hoy.  



Vamos a dejar por el momento este espacio de mirar coaching individual “de vida” y “ejecutivo”, para entrar a desarrollar algunas distinciones de lo que estamos entendiendo por coaching individual y colectivo. Comencemos por mirar algunos dominios que comparten.


Coaching individual y coaching colectivo: lo común

¿Qué hacemos los coaches?
Tanto en coachings individuales como grupales, los coaches entramos en territorios para sanar heridas que siguen influyendo en la vida presente del coachee. Las tocamos, indagamos en ellas. Y desde el observador que es hoy, lo acompañamos a cerrar conversaciones pendientes, perdonar o pedir perdon, agradecer, vivirse emociones enquistadas, etc. Escuchar desde la autocompasión esas conversaciones que han bloqueado muchas veces el poder avanzar, el poder disfrutar, el poder celebrar, el conectarse con la alegria de la vida.

¿Porqué sanar? ¿Tenemos ese poder?
El lenguaje nos permite usar metáforas para interpretar los hechos que nos han cambiado la vida involuntariamente. Ese momento lo hemos llamado quiebre. Hay quiebres que permean toda la vida, asi como otros que los resolvemos, y seguimos.  De ambos podemos aprender. 
Fernando Flores llamaba a esos eventos marcadores “pervasive conversations”.  Traducido al español sería “conversaciones pervasivas”.  Esos hechos que han marcado la existencia, como abusos, violencia, violaciones, muertes, asesinatos, secretos, cambios de país, expulsiones, bulling,  etc.  Hechos que han dejado huella, heridas.
Huellas/heridas emocionales, biológicas, corporales, de conversaciones internas, juicios, interpretaciones de lo que es posible o no.  En múltiples ocasiones necesitamos sanar, cerrar, “abuenarnos” con el pasado para poder avanzar y abrirnos a un mundo interpretativo diferente. Para eso es necesario, mirarlo, re-vivirlo, re-sentirlo, limpiarlo para trascenderlo. Es como una herida abierta, que aun está infectada. Y nosotros ayudamos a limpiar, a desinfectar. Duele y sana.
Requiere de nuestro acompañamiento, de nuestra compasión y empatía.

Muchas veces nos hemos preguntado, para sanar estas heridas requerimos ser expertos en los temas? Como duelos, abusos, violaciones,enfermedades, etc.? Es relevante saber,  qué implica emocionalmente, biológicamente y las conversaciones recurrentes de estos temas, siendo lo mas importante, el acompañar para validar y aprender. El construir una nueva narrativa. Y eso los coaches lo sabemos hacer.  Y para que esto ocurra, requerimos de contextos amorosos, donde el coachee se sienta escuchado, acogido y comprendido.  Los rituales nos pueden ayudar a sanar dolores de heridas pasadas. 

Esto es válido para ambos espacios el individual y colectivo.

Continuará….
                                             Ana María Torres
                                             Catapilco, 29 de abril, 2017


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Soy parte de un  grupo de colegas donde reflexionamos y escribimos sobre nuestra disciplina para ir enriqueciéndola y a la vez profesionalizándola. De ahí han ido surgiendo gran parte de estas preguntas y comenzar a darle forma a esta disciplina.

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