Aquí despliego y comparto mis miradas y mis escritos de mis amores y pasiones. De lo que me mueve y despierta mi atención de lo que leo, de lo que vivo, de lo que descubro, de lo aprendido.
lunes, 28 de abril de 2014
miércoles, 16 de abril de 2014
La profundidad de lo simple: Coaching 2014
“EL coaching ontológico es muy difícil”, “ ¿como ver la
profundidad de ese ser?”, “Será que yo puedo aprender a hacer lo que los
coaches que conozco hacen?
Son algunas de las reflexiones y preguntas que se hacen los
alumnos de nuestra escuela cuando dan sus primeros pasos en su formación como
coaches.
Lo primero que me surge es preguntarme… y será tan complejo?
Somos tan complejos los seres humanos que nos cuesta tanto llegar a su alma?
Ayer observando a un par de alumnos aprendices haciendo sus primeras prácticas
en este arte, me sorprendí de ver como cada uno tocó el alma de sus compañeros
manifestado en lágrimas, asombro y sobre todo gratitud.
¿Qué tendrían todos ellos en común para que eso pasara? Qué ingredientes tendría este “pastel” tan
exquisito y fresco?. Media taza de inocencia,
2 cucharadas de curiosidad, una pisca de irreverencia, acompañada de un
palito de gentileza. Y no olvidaron el jugo de conexión, que le dio sustancia y
flexibilidad a la masa. Movieron los
elementos dándole mucho aire, silencios, pausas. En la unión de todos ellos fue
necesario ponerle un chorrito de confianza, que le dio el elemento mágico para
su resultado final. El recipiente no fue menor. Tomo la forma de respeto desde
la escucha reverencial.
Los temas fueron bien diversos. Desde un duelo materno en
proceso, la represión de la rabia, la soledad, el deber ser, etc. Cada uno le puso su toque personal, y la
transparencia del aprendiz, dado por el legítimo interés por el ser humano que
tenían delante. Desde allí indagaron, desde allí apareció el coachee.
Las preguntas vinieron desde el “no saber”, por lo tanto,
nada se dio por conocido.
¿Será ese el ingrediente secreto? El indagar desde el
legitimo lugar de no saber? Será que desde ahí, aparece el otro? Desde ahí se
construye confianza? Conexión?
Desde ese lugar, nada es obvio, incluso esas palabras que
compartimos como cultura, como “lata”, “achunchado”, y mas aún, esas que sabemos su significado como, “amenaza” , “bloqueo” “ , adjetivos
como “significativo”, “maravilloso”, “espantoso” o los superlativos que nos son
inocentes.. “extremadamente”, “grandioso”, etc, etc.
La profundidad en la simpleza, eso resultó saliendo del
horno. Servido con un rico syrup de compasión.
Sostener o cambiar?: Coaching 2014
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Cambiar, ser diferente, algo hay malo en mi,
son algunas de las inquietudes con que llegan los coachees a su primera
sesión. Y en ocasiones, buscando en
el coaching el último recurso, después
de haber pasado por terapias psicológicas, psiquiátricas, terapias corporales,
teatro… , etc., etc.
No puedo negar que en alguna parte me aparece
el ego, que me dice… “aquí si”, “este es tu lugar!!!, pero afortunadamente me
dura poco, y a veces no tanto. Por otra,
también tremenda responsabilidad…¿daré la talla? ¿Lo podré “ayudar”?
Con uno de ellos, pasaron 3 sesiones, en el
ir y venir de estas conversaciones internas mías. Después de mes y medio de no
vernos con vacaciones incluidas, me cuenta de sus “recaídas” en sus modos habituales de
comportarse, de menos duración. Reportando también que no había podido
hacer algunas experiencias que le había propuesto para ese período.
Lo primero que me surgió fue, claro, es natural
que no avances, si no haces nada por ello. Y acto seguido me surgen otras
reflexiones. ¿será que no está listo aún? ¿qué será aquello que lo hace quedarse en su
zona de confort? De confort poco, mas bien territorio conocido.
Se me vienen las palabras de Humberto
Maturana, hablando sobre el cambio. ¿será la pregunta correcta de hacerse? ¿qué
quiero cambiar? Y qué tal que nos preguntemos ¿qué es aquello que quiero
mantener?¿será mas fácil realizar algún aprendizaje desde ahí?
Y aterrizamos la conversación.
Literalmente. Nos sentamos en el suelo,
en una mantita de lana chilota. Traje una madeja de cáñamo y fuimos nombrando
cada una de las cosas que lo sostienen, que quiere mantener. Fuimos cortando
varios hilos. Los tomó con su mano derecha. Cada hilo representaba algo
diferente que valoraba de si, que lo sostenía. Eran sus andamios. Aparecieron
sus amores, su honestidad, su capacidad
de soñar, su inteligencia, su ser
reflexivo, sorprendiéndose de lo que iba apareciendo, traduciéndose en el
brillo de sus ojos.
Lo anudó en un extremo, los acarició, como
permitiéndose el re-conocerse. Algo que el sabía y que se le había quedado en
el olvido. La experiencia siguió.
Trajimos sus sombras, sus “hoyos negros”
como el los tildó, que estaban rondando durante toda la sesión. Lo
representamos en su otra mano. Comenzó una larga lista de miedos, rabias,
abandonos, oscuridades, inseguridades.
Lo invité a declarar un inicio de esta nueva etapa. Le dio la bienvenida y como acto de integración,
de aceptación de ambos mundos que habita, lo invité a juntar sus manos. Dejando
en el medio de ellas ese nudo, que apretaba con mucha fuerza, como queriendo
fundirlos.
Cerramos la sesión ahí, declarando que estaba
mas completo y acompañado.
¿Será que para traspasar aquello que queremos
“cambiar” necesitamos mirar lo que no queremos cambiar? ¿ lo que nos sostiene?
¿Y desde ahí, aceptar lo que queremos
trabajar? ¿Lo que seguirá apareciendo, pero ya acompañado de lo que nos nutre?
Se fue con sus hilos amarrados a su razón y a
su corazón!
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