Un ser
maravilloso me regaló una imagen: una tela de araña después de una noche de rocío.
Eso es hoy lo que
me inspira… poder tejer esa red donde cada gota es transparente y brilla, que
se sostiene en una red firme, nacida de la naturaleza misma, perfecta y única.
Han sido días de
desconcierto, tristeza, rabia, entusiasmo, angustia…y más!. Un país vibrando intensamente
por sus demandas legítimas escuchadas a medias o no escuchadas. Vibro con mi país.
Soy una mujer baby
boomer, que estuvo en los movimientos universitarios de los 70, que gritó por
achicar la brecha entre hombres y mujeres, que salió a las calles por mantener
la democracia, así como para traerla de vuelta. Soy de una generación donde nos
enseñaban a que lo que aprendimos, gratuitamente, había que devolvérselo al país.
Me he dedicado
toda mi vida profesional a hacer redes, a usar esta metáfora, tan genuina, tan
femenina, para unir en el entendimiento a hombres y mujeres. Pareciera que me estaba preparando para este
momento. Devolverle a mi país la vibración
del encuentro.
Me he dedicado al
coaching durante 30 años, parte de una comunidad, donde el con-versar, el
transformarnos juntos como legítimos, es el alma. Hoy nos hemos agrupado para transformar
conversaciones improbables en probables, comenzando por mirarnos a los ojos y
conocernos sin roles, desde nuestra humanidad.
Para que eso
pueda ocurrir necesitamos hacer un ejercicio, voluntario, interno, de salirnos
de caja, y sacar al otro de la propia, dejar entre paréntesis las
calificaciones, y clasificaciones. La única manera de poder mirarnos de frente
y comenzar a tejer una red que nos sostenga y donde todos cabemos.
Cada gota en esta
red es una perla preciosa que necesitamos cuidar.
Ana María Torres
Una coach del
alma