Sus quiebres mas recurrentes y reconocimiento de su capacidad de
autogenerarse y reinventarse
Soy de la
generación de los baby boomers. Generación rica en sentido y contrastes. Llena
de sueños y energía para cambiar el mundo. Sentíamos que lo podíamos hacer, y
que estaba en nuestras manos llevarlo a cabo. Comprometidos con los movimientos
sociales y políticos. Epoca de resistencias a lo establecido, de conquistas de
género y de liberación sexual. Todo esto emergía en una sociedad pacata y
tradicional, que hacía todo lo posible para apagar este fuego, que al soplarlo
lo hacía crecer. Ese fue el contexto en que crecimos y nos formamos. Donde
sentíamos que el país nos educaba y por lo tanto el fruto de ello, era para
nutrir y devolverle a la patria lo que ella nos había dado.
Hoy los baby
boomers estamos en los 68 y más. Número
icónico. Viviendo nuestro último cuarto de hora, también podría ser traducido
como nuestros últimos 25 años de existencia en este mundo físico!. ¿Tendremos
algo qué decir hoy? ¿Cómo hacerle honor a esos sueños, a esa energía de cambio?
A ese sentido de compromiso asociado con algo mas grande?
Soy una baby
boomer que al aproximarme a cumplir mi
mayoría de edad, los 65, declaré que me
“agrandaría”. Tenía muy de cerca los últimos días de mi madre, en sus 100 ,
temerosa que se acabara el dinero, no
queriendo salir para no gastar. Cuando se fue, nos dejó, a sus tres hijos, una herencia, que le habría alcanzado para
otros diez años más de vida. Se me
arrugó el corazón. En ese momento declaré desafiar, con el resto de vida que me
queda, el juicio de escasez, de
precariedad, de “achicarme” y que le hemos llamado pobreza . Vendí un terreno que lo estaba guardando
para cuando fuera “vieja” y con lo que me generó, lo utilicé en pasar de tener 100 metros cuadrados para
vivir, a 120. Mi primera metáfora
cumplida. Esa declaración ha sido el
punto de partida para ir conquistando mi “ser grande”.
Y me pregunto:
¿Seremos los baby boomer los llamados a cambiar la manera de vivirse la ancianidad? ¿De transformar la escasez en
abundancia? ¿De pasar de mirar la
ancianidad como obsolescencia para transformarla en presencia y reinvención?
¿De atrevernos a mirar a la muerte de frente? Poder hablar de ella y cambiarle
el traje?
EL coaching es un
camino que nos puede permitir hacer ese viraje! Tomando nuestros discursos
históricos, culturales para traer su luz al hoy, así como iluminar su sombra.
Desafiar esa inercia que transforma a “la tercera edad” en “desechables” y
“apilables” y conectarnos con los tesoros y los legados de esta generación
dorada.
Algunos de los
quiebres a desafiar:
-
Obsolescencia: ¿Reinvención o retiro? (entusiasmo/resignación)
-
Pérdida
de sentido: ¿Vida propia
o dependiente? (orgullo/culpa)
-
Abandono: “Ya no estoy para esos trotes”, “se me
pasó mi cuarto de hora”: (invalidación, desesperanza/aceptación/esperanza)
-
Transparencia: ¿ Legado o pasar desapercibido? (Compromiso, confianza/resignación)
-
Soledad:
¿Aislamiento o comunidad?
(víctima/gozo)
-
Enfermedad:
¿Resistencias o salud y sanidad? (rabia, resentimiento/aceptación, paz)
-
Pareja
: ¿Reinvención o dejarse
estar en la vida en pareja?(entusiasmo/resignación y resentimiento).
-
Viudez/divorcios: ¿Soledad o tribus afines? (tristeza
-
Pobreza: ¿Escasez o abundancia?
(víctima/optimismo)
-
Muerte: ¿Parte de la vida o resistencia?
(Aceptación/resentimiento)
Esta es una
conversación que nuestra sociedad está requiriendo. Esta generación de oro,
puede perder su brillo, si no abrimos y venteamos los tesoros de ese arcón que
a veces está bajo tres llaves.